Autor: Jan
Van Eyck
Creación: 1434
Creación: 1434
Ubicación: National Gallery, Londres (Reino Unido)
Estilo: Primitivos
Flamencos
Técnica: Óleo
sobre tabla de roble
El autor y la escuela flamenca
Van Eyck es considerado como el mejor representante
de la escuela de primitivos flamencos y, durante mucho tiempo, se pensó que
había sido quien inventó la técnica de la pintura al óleo. Hoy se cree, más
bien, que la perfeccionó, de manera que su pincelada, de secado más lento, le
permitía representar con mayor exactitud las figuras de sus cuadros. De este
modo, esta pequeña obra es una síntesis de todas las características de la
escuela: minuciosidad, interés por el color, naturalismo y estudio de la
perspectiva.
Descripción de la obra y contextualización sociológica
El contexto en el que se desarrolla la pintura de
los artistas denominados "primitivos flamencos", de los cuales van
Eyck es el máximo exponente, es el de una burguesía consolidada, próspera en
los negocios, atraída por la moda de la decoración de interiores mediante
tapices y, como en este caso, cuadros, entre los cuales los retratos ocupan un
importante papel.
Giovanni Arnolfini fue un rico mercader italiano,
procedente de Lucca, que se asentó en la ciudad de Brujas (Flandes) atraído por
las posibilidades comerciales de la zona, en la que logró una extraordinaria
fortuna, de la cual el cuadro que comentamos es buen reflejo. Los objetos
representados son, en sí mismos, exponentes de las extensas relaciones geográficas
de su propietario.
En el cuadro de El Matrimonio Arnolfini lo que se
representa es la celebración y ratificación de los acuerdos para un futuro
matrimonio (con un oficial sponsalia) o ceremonia de compromiso ante dos
testigos (reflejados en el espejo). Los acuerdos esponsales, además de ser
solemnes promesas de futuro matrimonio, tenían la intención de formalizar la
nueva alianza entre dos familias, lo cual con frecuencia era el verdadero
propósito de la boda y donde la novia solía ser un simple peón en un contexto político
o económico más amplio.
Ambos personajes, retratados en primer plano, se
sitúan en una estancia con suelo de madera e iluminada por una ventana que se
abre a la izquierda. A los pies de la pareja aparece un perro y, en un segundo
plano, pueden observarse la esquina de una alfombra y el dosel de una cama. En
el centro de la composición figura una lámpara que cuelga del techo y, en la
pared del fondo, un espejo en el que se refleja todo el contenido de la
habitación. A su izquierda cuelgan unos rosarios y, sobre el marco, encontramos
una inscripción en latín, en caracteres góticos, con el siguiente texto:
"Johanes de Eyck fuit hic, 1434" (Jan Van Eyck estuvo aquí, 1434).
Giovanni Arnolfini aparece retratado en actitud
seria, ricamente ataviado en color oscuro con capa y amplio sombrero. Su mano
derecha, levantada, parece jurar o bendecir, mientras la izquierda sostiene la
de su esposa Giovanna, también ricamente vestida en color verde vivo, con velo
blanco. Su abultado vientre, sobre el que apoya su otra mano, parece manifestar
con claridad que se encuentra embarazada. Una suave luz envuelve la escena,
dando de lleno en el rostro femenino, mientras se atenúa en torno al del
mercader.
Análisis temático-simbólico (el valor iconográfico de los objetos de la vida cotidiana)
A nivel simbólico el cuadro de los Arnolfini ha
originado una gran controversia por su gran cantidad de elementos
simbólicos y
la dificultad de interpretación de algunos de ellos, hasta el punto de
debatirse si la obra contiene realmente la escena de la celebración de un
matrimonio, siendo como una especie de acta de compromiso previo al mismo, o
una ceremonia de exorcismo de una pareja que trata de alejar de sí el mal de no
haber tenido descendencia.
Detalle de la cama con dosel |
Algunos de los objetos que figuran como la propia ambientación de la escena aluden a la riqueza del mercader Arnolfini: la ropa, el mobiliario, la alfombra, la decoración de la estancia o la presencia de naranjas junto a la ventana lo que, dada su procedencia del sur de Europa, puede considerarse un verdadero lujo en la Flandes del siglo XV. La cama con dosel, en particular, era tan importante como símbolo de status, poder, riqueza y privilegio que llegaron a aparecer en las cámaras de recepción como objetos de culto y sinónimo de nobleza. En consecuencia, la cama, en un entorno de clase media, era colocada normalmente en la sala principal de la casa.
Detalle de los zuecos |
La interpretación del terrier pequeño como símbolo
de la fidelidad se aplica a casi cualquier perro, asociándose con la figura
femenina, tanto en obras posteriores como anteriores, al encontrarse en
numerosas tumbas de mujeres. Sin embargo, con frecuencia, los perros son
particularmente comunes en la iluminación de manuscritos flamencos donde a
menudo ocupan un área vacía en el primer plano del campo pictórico, exactamente
como en el retrato doble, lo que sugiere que la función primaria de la animales
es la composición.
La lámpara, en la cual sólo encontramos una vela
encendida (cuya luz pasaría desapercibida en pleno día), es una clara
referencia a Jesucristo (presencia divina) y, al mismo tiempo, viene a representar la llama del
amor, que puede consumirse. Sin embargo, al igual que en el caso de los zuecos,
la vela como objeto cotidiano podría no tener valor iconográfico. El precio de
las velas era muy elevado en el siglo XV. Por lo cual, si el uso de las velas
afectaba a la economía doméstica, la única vela encendida puede responder sin
más a un control del gasto doméstico.
Detalle de la lámpara y la vela |
Los rosarios, situados a la izquierda del espejo,
aluden a la necesidad de perseverar en la oración mientras que los colores
predominantes son también claramente simbólicos: mientras el verde alude a la
fertilidad, el rojo lo hace a la pasión.
El espejo de forma circular y en cuyo marco se nos
muestran diez de las catorce estaciones del Viacrucis muestra la escena de la
habitación desde una perspectiva inversa, pudiéndose apreciar la parte trasera
de la pareja, así como la presencia de otras dos personas, las cuales podrían
asistir como testigos a una ceremonia para la cual, en aquella época, no era
necesario un sacerdote. Por tanto, el espejo contendría el elemento esencial
para identificar correctamente la escena representada: la ceremonia de
compromiso para un futuro enlace matrimonial en presencia de testigos, uno de
los cuales podría ser el propio pintor. A parte de su función cotidiana, los
espejos del siglo XV eran elementos muy valorados por ser objetos costosos,
utilizados principalmente para el efecto decorativo lo que lleva nuevamente a
la representación de la riqueza de la burguesía.
Detalle del espejo |
Sobre las manos de la pareja aparece una gárgola en
actitud sonriente. Algunos autores consideran que este elemento es básico para
comprender el significado del cuadro: un exorcismo mediante el que se pretende
alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.
En resumen, al margen de una posible lectura
simbólica compleja, los elementos cotidianos representados en la obra pictórica
pueden ser vistos como una representación estudiada de la riqueza de la
media-alta: la cama y otros muebles de bienes en el fondo, la lámpara y el
costoso espejo , las cuentas de un rosario de cristal de roca, las naranjas que
eran extremadamente caras en el norte de Europa durante el siglo XV, la pequeña
alfombra junto a la cama, la vestidura opulenta de la mujer y la ropa de moda
del hombre, y finalmente el pequeño terrier de la mujer. Sin duda, es un animal
de compañía, sin otra función que la de dar placer a su dueño, que también debe
haber visto como otra manera de emular a la alta sociedad, donde la tendencia a
poseer perros como mascotas era una práctica común en el siglo XIV.
Análisis técnico-compositivo
La firma del pintor nos anima a mirar más de cerca
en el espejo que, por su reflejo distorsionado, lleva al espectador a
buscar
más en la imagen reflejada, y al mismo tiempo, amplia nuestra visión fuera de y
más allá del plano frontal de la obra.
Detalle de la firma de Van Eyck |
La colocación del espejo en el fondo de la escena
supone una verdadera innovación en el mundo de la pintura, pensándose que esta
obra influyó decisivamente en otros cuadros que emplean el mismo recurso, como
ocurre en las Meninas de Velázquez.
La luz se convierte en un elemento configurador del
espacio y contribuye a potenciar, a
través de sus reflejos, las particularidades de carácter físico y sensorial de
cada objeto. Paralelamente la perspectiva contribuye a desarrollar y
profundizar en esta conquista figurativa.
Lo que da plasticidad a los objetos es la habilidad
de Van Eyck como pintor naturalista combinado con la amplia gama de
posibilidades que le brinda la utilización de la técnica del óleo al aceite
mientras manipula las gradaciones de color, luz y sombra para mejorar la
calidad tridimensional de sus imágenes.