16/12/15

El Matrimonio Arnolfini o El Retrato de Giovanni Arnolfini y su Esposa

Autor: Jan Van Eyck
Creación: 1434
Ubicación: National Gallery, Londres (Reino Unido)
Estilo: Primitivos Flamencos
Técnica: Óleo sobre tabla de roble
Dimensiones: 82 x 60 cm
El Matrimonio Arnolfini

El Matrimonio Arnolfini


El autor y la escuela flamenca


Van Eyck es considerado como el mejor representante de la escuela de primitivos flamencos y, durante mucho tiempo, se pensó que había sido quien inventó la técnica de la pintura al óleo. Hoy se cree, más bien, que la perfeccionó, de manera que su pincelada, de secado más lento, le permitía representar con mayor exactitud las figuras de sus cuadros. De este modo, esta pequeña obra es una síntesis de todas las características de la escuela: minuciosidad, interés por el color, naturalismo y estudio de la perspectiva.

Descripción de la obra y contextualización sociológica


El contexto en el que se desarrolla la pintura de los artistas denominados "primitivos flamencos", de los cuales van Eyck es el máximo exponente, es el de una burguesía consolidada, próspera en los negocios, atraída por la moda de la decoración de interiores mediante tapices y, como en este caso, cuadros, entre los cuales los retratos ocupan un importante papel.

Giovanni Arnolfini fue un rico mercader italiano, procedente de Lucca, que se asentó en la ciudad de Brujas (Flandes) atraído por las posibilidades comerciales de la zona, en la que logró una extraordinaria fortuna, de la cual el cuadro que comentamos es buen reflejo. Los objetos representados son, en sí mismos, exponentes de las extensas relaciones geográficas de su propietario.

En el cuadro de El Matrimonio Arnolfini lo que se representa es la celebración y ratificación de los acuerdos para un futuro matrimonio (con un oficial sponsalia) o ceremonia de compromiso ante dos testigos (reflejados en el espejo). Los acuerdos esponsales, además de ser solemnes promesas de futuro matrimonio, tenían la intención de formalizar la nueva alianza entre dos familias, lo cual con frecuencia era el verdadero propósito de la boda y donde la novia solía ser un simple peón en un contexto político o económico más amplio.

Ambos personajes, retratados en primer plano, se sitúan en una estancia con suelo de madera e iluminada por una ventana que se abre a la izquierda. A los pies de la pareja aparece un perro y, en un segundo plano, pueden observarse la esquina de una alfombra y el dosel de una cama. En el centro de la composición figura una lámpara que cuelga del techo y, en la pared del fondo, un espejo en el que se refleja todo el contenido de la habitación. A su izquierda cuelgan unos rosarios y, sobre el marco, encontramos una inscripción en latín, en caracteres góticos, con el siguiente texto: "Johanes de Eyck fuit hic, 1434" (Jan Van Eyck estuvo aquí, 1434).

Giovanni Arnolfini aparece retratado en actitud seria, ricamente ataviado en color oscuro con capa y amplio sombrero. Su mano derecha, levantada, parece jurar o bendecir, mientras la izquierda sostiene la de su esposa Giovanna, también ricamente vestida en color verde vivo, con velo blanco. Su abultado vientre, sobre el que apoya su otra mano, parece manifestar con claridad que se encuentra embarazada. Una suave luz envuelve la escena, dando de lleno en el rostro femenino, mientras se atenúa en torno al del mercader.

Análisis temático-simbólico (el valor iconográfico de los objetos de la vida cotidiana)


A nivel simbólico el cuadro de los Arnolfini ha originado una gran controversia por su gran cantidad de elementos
Detalle de la cama con dosel
Detalle de la cama con dosel
simbólicos y la dificultad de interpretación de algunos de ellos, hasta el punto de debatirse si la obra contiene realmente la escena de la celebración de un matrimonio, siendo como una especie de acta de compromiso previo al mismo, o una ceremonia de exorcismo de una pareja que trata de alejar de sí el mal de no haber tenido descendencia. 

Algunos de los objetos que figuran como la propia ambientación de la escena aluden a la riqueza del mercader Arnolfini: la ropa, el mobiliario, la alfombra, la decoración de la estancia o la presencia de naranjas junto a la ventana lo que, dada su procedencia del sur de Europa, puede considerarse un verdadero lujo en la Flandes del siglo XV. La cama con dosel, en particular, era tan importante como símbolo de status, poder, riqueza y privilegio que llegaron a aparecer en las cámaras de recepción como objetos de culto y sinónimo de nobleza. En consecuencia, la cama, en un entorno de clase media, era colocada normalmente en la sala principal de la casa.


Los dos pares de zuecos (los de ella, junto a la cama; los de él, en primer plano, a la izquierda) relacionan a los esposos
Detalle de los zuecos de Giovani
Detalle de los zuecos
con el hogar y, el hecho de que los supongamos descalzos, alude a una idea de fertilidad, muy común en la época. Sin embargo, es posible que para Van Eyck y sus contemporáneos los objetos comunes de la vida cotidiana no tuvieran un valor iconográfico. La moda de la clase alta de utilizar zuecos parece surgir del uso que de los mismos hacía el duque de Borgoña. Los zuecos, en la obra de Van Eyck, pueden ser, en consecuencia, un calzado de bienes, ya que con ellos subraya la importante condición social de la figura masculina, connotación que al parecer pervivió hasta el siglo XVI.

La interpretación del terrier pequeño como símbolo de la fidelidad se aplica a casi cualquier perro, asociándose con la figura femenina, tanto en obras posteriores como anteriores, al encontrarse en numerosas tumbas de mujeres. Sin embargo, con frecuencia, los perros son particularmente comunes en la iluminación de manuscritos flamencos donde a menudo ocupan un área vacía en el primer plano del campo pictórico, exactamente como en el retrato doble, lo que sugiere que la función primaria de la animales es la composición.

La lámpara, en la cual sólo encontramos una vela encendida (cuya luz pasaría desapercibida en pleno día), es una clara
Detalle de la lámpara y la vela
Detalle de la lámpara y la vela
referencia a Jesucristo (presencia divina) y, al mismo tiempo, viene a representar la llama del amor, que puede consumirse. Sin embargo, al igual que en el caso de los zuecos, la vela como objeto cotidiano podría no tener valor iconográfico. El precio de las velas era muy elevado en el siglo XV. Por lo cual, si el uso de las velas afectaba a la economía doméstica, la única vela encendida puede responder sin más a un control del gasto doméstico.

Los rosarios, situados a la izquierda del espejo, aluden a la necesidad de perseverar en la oración mientras que los colores predominantes son también claramente simbólicos: mientras el verde alude a la fertilidad, el rojo lo hace a la pasión.

El espejo de forma circular y en cuyo marco se nos muestran diez de las catorce estaciones del Viacrucis muestra la escena de la habitación desde una perspectiva inversa, pudiéndose apreciar la parte trasera de la pareja, así como la presencia de otras dos personas, las cuales podrían asistir como testigos a una ceremonia para la cual, en aquella época, no era necesario un sacerdote. Por tanto, el espejo contendría el elemento esencial para identificar correctamente la escena representada: la ceremonia de compromiso para un futuro enlace matrimonial en presencia de testigos, uno de los cuales podría ser el propio pintor. A parte de su función cotidiana, los espejos del siglo XV eran elementos muy valorados por ser objetos costosos, utilizados principalmente para el efecto decorativo lo que lleva nuevamente a la representación de la riqueza de la burguesía.

Detalle del espejo
Detalle del espejo
Tanto la borla que cuelga de la cama como el abultado vientre de Giovanna son claras alusiones a la fertilidad. Precisamente, sobre la borla, en el cabecero de la cama, aparece una figura femenina que podría ser Santa Margarita (patrona de los partos) o Santa Marta (patrona del hogar).

Sobre las manos de la pareja aparece una gárgola en actitud sonriente. Algunos autores consideran que este elemento es básico para comprender el significado del cuadro: un exorcismo mediante el que se pretende alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.

En resumen, al margen de una posible lectura simbólica compleja, los elementos cotidianos representados en la obra pictórica pueden ser vistos como una representación estudiada de la riqueza de la media-alta: la cama y otros muebles de bienes en el fondo, la lámpara y el costoso espejo , las cuentas de un rosario de cristal de roca, las naranjas que eran extremadamente caras en el norte de Europa durante el siglo XV, la pequeña alfombra junto a la cama, la vestidura opulenta de la mujer y la ropa de moda del hombre, y finalmente el pequeño terrier de la mujer. Sin duda, es un animal de compañía, sin otra función que la de dar placer a su dueño, que también debe haber visto como otra manera de emular a la alta sociedad, donde la tendencia a poseer perros como mascotas era una práctica común en el siglo XIV.

Análisis técnico-compositivo


La firma del pintor nos anima a mirar más de cerca en el espejo que, por su reflejo distorsionado, lleva al espectador a
Detalle de la firma de Van Eyck
Detalle de la firma de Van Eyck
buscar más en la imagen reflejada, y al mismo tiempo, amplia nuestra visión fuera de y más allá del plano frontal de la obra.

La colocación del espejo en el fondo de la escena supone una verdadera innovación en el mundo de la pintura, pensándose que esta obra influyó decisivamente en otros cuadros que emplean el mismo recurso, como ocurre en las Meninas de Velázquez.

La luz se convierte en un elemento configurador del espacio y contribuye  a potenciar, a través de sus reflejos, las particularidades de carácter físico y sensorial de cada objeto. Paralelamente la perspectiva contribuye a desarrollar y profundizar en esta conquista figurativa.

Lo que da plasticidad a los objetos es la habilidad de Van Eyck como pintor naturalista combinado con la amplia gama de posibilidades que le brinda la utilización de la técnica del óleo al aceite mientras manipula las gradaciones de color, luz y sombra para mejorar la calidad tridimensional de sus imágenes.